Si piensas que la Inteligencia Artificial (IA) en la industria petrolera solo sirve para perforar pozos más rápido, es hora de actualizar esa perspectiva.
Hace unos años, mencionar «IA» en una refinería podía parecer ciencia ficción. Hoy, la Inteligencia Artificial no solo optimiza procesos técnicos, sino que también está transformando la gestión del talento humano en el sector petrolero.
Piénsalo así: si una compañía petrolera elige mal dónde perforar, pierde dinero. Si gestiona mal su talento, pierde algo aún más valioso: su futuro.
Durante décadas, esta industria ha centrado su atención más en las máquinas que en las personas. Sin embargo, las empresas que mejor entienden la IA no son necesariamente las que extraen más barriles de petróleo, sino las que extraen lo mejor de sus colaboradores.
Las petroleras más avanzadas están utilizando la IA de las siguientes maneras:
- Capacitación del personal mediante realidad virtual (VR): Empresas como Shell y ExxonMobil han implementado tecnologías de VR para simular entornos físicos en salas de capacitación, permitiendo a los empleados practicar y prepararse para situaciones reales en un entorno seguro.
- Creación de gemelos digitales para monitoreo remoto: Shell está desarrollando un gemelo digital de su refinería integrada en Singapur, lo que facilita el monitoreo remoto y mejora la eficiencia operativa y la seguridad.
- Uso de VR para planificación de operaciones: Equinor ha incorporado la tecnología VR para superar desafíos operativos en la planificación de pozos. Su plataforma VR, conocida como ‘Cave’, permite a expertos visualizar modelos 3D de yacimientos de petróleo y gas generados a partir de imágenes sísmicas.
Todo esto suena prometedor, pero aquí es donde la historia se complica…
La IA no es mágica y puede salir mal!!!
La IA no tiene moral. No distingue entre una decisión brillante y una desastrosa. Si se alimenta con datos sesgados o se utiliza sin una estrategia clara, el desastre está asegurado.
Por ejemplo, si una empresa decide usar IA para filtrar candidatos en procesos de selección sin una supervisión adecuada, el algoritmo podría favorecer automáticamente a ciertos perfiles y descartar a otros. Esto podría ocurrir porque su «inteligencia» se basa en datos históricos que reflejan décadas de sesgo en contrataciones.
Esto nos lleva a una pregunta clave: ¿Queremos que la IA reproduzca el pasado o que diseñe un futuro más inteligente y humano?
Las empresas más visionarias están entendiendo que la IA no es solo una herramienta para acelerar procesos, sino para hacerlos mejor.
Por eso, las petroleras que realmente están liderando la transformación digital están aplicando la IA con principios claros:
- La IA debe mejorar la experiencia del trabajador: Si un sistema no ayuda a que las personas trabajen de manera más eficiente y segura, es solo otra máquina inútil.
- La IA debe usarse con responsabilidad: No se trata de vigilar empleados con algoritmos o reemplazar humanos por software. Se trata de potenciar el talento.
- La IA debe crear valor real: No basta con decir «usamos inteligencia artificial». Si la IA no está resolviendo problemas concretos, es puro marketing.
El verdadero cambio en la industria petrolera no vendrá solo de la tecnología, sino de cómo la usamos.
Si diriges una compañía en este sector, la pregunta ya no es «¿Cómo optimizamos la producción?», sino «¿Cómo optimizamos a nuestra gente?».
Porque si algo ha demostrado la IA en la industria, es que la mayor riqueza no está en el subsuelo, sino en el talento bien gestionado.